Podemos definir el concepto de pensamiento
económico como una serie de ideas y criterios que han sido obtenidos por los
economistas dentro de su especialidad que es la ciencia económica.
Existe
una rama de la economía que se denomina Historia del pensamiento económico en
la cual se vierten los distintos pensamientos de estas personas que aportaron
con sus ideas que hoy día son aplicados por todos los países en el mundo.
Para
dar una mirada muy general y somera a la historia del pensamiento económico,
haremos un recorrido por las principales tendencias económicas que han existido
a lo largo de la historia de la humanidad.
* Los griegos fueron los primeros que
trataron de tener un conocimiento sobre el funcionamiento de la economía.
Hesiodo, Jenofonte, Platón y Aristóteles se destacaron por buscar explicación a
los fenómenos económicos que acontecían en su época.
Durante
la era feudal, comprendida entre los siglos VIII y XIII, aproximadamente, se
empezaron a presentar dos fenómenos que, posteriormente, Douglas North
llamaría |las relaciones sociales
y los derechos de propiedad.
* A partir del año 1300, se
avanzó un poco más en el desarrollo de los temas económicos, gracias a las contribuciones
de los llamados escolásticos. Estos eran monjes que se dedicaban a escribir,
entre otros temas, sobre los fundamentos de la economía feudal,
reglamentándolos de tal forma que los resultados de sus escritos fueran
coherentes con la doctrina religiosa cristiana. El principal exponente de la
escuela escolástica fue santo Tomás de Aquino. Esta escuela existió en el
periodo comprendido entre la caída de Roma y la escuela mercantilista,
apareciendo esta última aproximadamente en el año 1600.
* La economía mercantilista marca
una pauta importante en el desarrollo de la ciencia económica. Tuvo sus inicios
en Inglaterra y Francia, implantándose en el mundo entre los años 1500 y 1750,
aproximadamente. Los mercantilistas consideraban que la riqueza en el mundo era
fija, y estaba representada por la cantidad de metales preciosos y
semipreciosos que se poseyeran. La anterior idea los llevó a tomar medidas
proteccionistas para evitar que la riqueza pudiera salir de un país. El
comercio exterior, a través de una balanza comercial positiva (exportando más
de lo que se importara), se convirtió en la clave para obtener poder y riqueza.
* En la segunda mitad del siglo XVIII
surge la fisiocracia como una reacción de tipo intelectual a la común
concepción intervencionista del pensamiento mercantil. Para ahondar más las
diferencias, los fisiócratas estudiaron las fuerzas reales que conducen al
desarrollo; es decir, estudiaron la creación del valor físico, concluyendo que
el origen de la riqueza era la agricultura (en últimas, la misma naturaleza era
el foco de riqueza) y que la manufactura era una actividad estéril. Este
movimiento se desarrolló únicamente en Francia, a lo largo de treinta años,
gracias a François Quesnay y a su obra Le Tableau Économique. En ella, Quesnay, gracias al análisis de
los flujos de los ingresos monetarios en los tres sectores de la economía
(agricultores, terratenientes y artesanos/sirvientes), muestra la creación y la
circulación del producto neto (la ganancia).
Con
los fisiócratas nace la idea de que los esfuerzos personales estaban de alguna
manera conectados entre sí (gracias al sistema de precios de la economía). Esto
obedecía también a un orden natural superior, que hacía que se concibiera el
sistema económico como un mecanismo autorregulable. De aquí surge la idea
central del laissez–faire (dejar
las cosas a su libre albedrío) como una función del gobierno, porque los
obstáculos al crecimiento eran el resultado de las restricciones
(mercantilistas) al comercio internacional y al mercado interno.
* A
finales del siglo XVIII, las tesis fisiócratas ya no eran consideradas
adecuadas para asumir un análisis profundo y consciente, dadas las nuevas
realidades de la sociedad capitalista. Surge entonces el liberalismo como una
nueva doctrina que responde a las exigentes expectativas, fruto de la profunda
transformación socioeconómica. La economía clásica fue una forma de pensamiento
que surgió con representantes como Adam Smith y David Ricardo. Ellos,
preocupados por las relaciones sociales, la intervención del Estado y las
consecuencias de éstas en variables como el consumo, la producción y la
distribución de la riqueza, tratan de encontrar repuestas en medio del proceso
de industrialización vivido especialmente en Gran Bretaña.
Una visión
contemporánea pero enfocada hacia las relaciones sociales de la producción
industrial es la de Carlos Marx. Para él, la producción industrial generaba un
excedente que no se redistribuía en el salario de los trabajadores sino que era
acumulado por el propietario del capital y de los medios de producción.
* Desde finales del siglo XIX y hasta
mediados del siglo XX, se desarrolla un movimiento que defiende fuertemente al
liberalismo y al individualismo: los neoclásicos. Sus principales puntos de análisis
fueron la plusvalía y la maximización de los beneficios. Reconocidos
representantes de ellos son Keynes y Say, quien formuló la ley del pleno
empleo, mientras que Keynes decía que los individuos intercambian
instintivamente y, por lo tanto, el mercado es consecuencia de un orden
natural, de la misma manera que lo es la acumulación de capital. Este orden
natural es guiado por la revelación de las preferencias de los individuos a un
subastador, quien encuentra el precio en el que se vacían los mercados, de tal
suerte que el único mecanismo que evita el monopolio es la concurrencia del
mercado. Así, la autorregulación da origen al concepto de “la mano invisible”.
* Entre las
últimas escuelas de pensamiento económico se encuentran las de los neo-neoclásicos.
Ellos agrupan varias corrientes, entre ellas las de los monetaristas y los neo
institucionalistas. Los monetaristas son conocidos gracias a Milton Freeman,
quien afirmaba que las fallas en el mercado se debían, en buena parte, a la
intervención del Estado. Los neoinstitucionalistas se centran en los fenómenos
sociales y en la cooperación económica. Gran parte de sus ideas son una crítica
al neoclásico Marshall, argumentando que, para que la distribución de la
riqueza sea eficiente, son necesarias las instituciones.